Fue un día como cualquier otro. Lo comencé con mi tan repetido desayuno de las siete, antes de mi partida hacia la escuela. Al llegar note la ausencia de mi cuaderno de comunicaciones, nada raro si se considera lo desordenada que soy. Después de explicarle a la portera que por décima quinta ves en el mes dicho cuaderno se había quedado reposando sobre mi mesa de luz, tome coraje y partí hacia mi aula. Al entrar no me sorprendió la despreocupación de mis compañeros por mi anterior ausencia ni la expresión de la profesora de lengua que marcaba claramente que se me aproximaba un oral gracias a mis faltas, luego de llegar tantas veces tarde una se va acostumbrando. Me senté en mi banco y comencé a tomar apuntes, ya casi resulta imposible explicar lo lento que se me pasaron las horas que le siguieron, a una le cuesta prestar atención en clase cuando la profesora posee un estado físico taaaaaaaaaan demacrante!
Bueno, mi intención no era aburrirlos y como verán mis días resultan bastante monótonos pero en esa ocasión se presento un cambio.
Fue durante el horario del almuerzo, me encontraba comiendo, distraída, hablando, entre jugando en mi propio mundo, cuando algo cambio. Pose mi mirada sin quererlo o capas queriéndolo demasiado en otro punto, cambiando totalmente mi perfil, logrando un actoral vuelco en cada una de mis emociones. Provoque sin desearlo un desnivel en todos mis sentidos, ocasionando una profunda perdida de todas mis fuentes de rechazo.
No, no había sido la visión de un fenómeno extra natural lo que me había provocado aquel sobresalto, si no la presencia rutinaria de aquel ser que tantas veces se me había pasado por inadvertido, por inexistente.
El tantas veces visto, tantas otras hablado… El que cinco segundos antes era otro más y ahora es el único. El que sin necesidad alguna se convirtió en el dueño de todos mis desvelos. Dos pasos hacia atrás y una nueva sensación, una virtud que apareció cuando menos lo esperaba.
Resulta distinto intentar contarlo que sentirlo, resulta raro entender que durante años lo había mirado sin mirarlo, lo había rosado sin sentirlo.
Se me torno inútil tratar de entender como un día cualquiera, sin quererlo ni necesitarlo, el amor entro en mi vida.

Le quería contar que esto que acaban de leer no lo escribí pensando en mi experiencia personal si no que me base en un personaje inexistente de mi misma invención ya que no me resulta fácil relatar mis propias historias. Por lo tanto la protagonista de este hecho no tiene mas vida que la que queda en esta historia.
Espero que les guste, besos...

C.F.C

Flor:)