Cuando miro la lluvia
A veces la lluvia desconcierta,
a veces da esperanzas,
otras solo pasa...
¿Qué piensa cada uno al mirarla?
¿qué atraviesa cada cabeza?
¿A que mundo interior nos lleva?
Si es que nos lleva a algún lado ¿a donde vamos?
Capaz no se va a ninguna parte
quizá quedamos encerrados en un solo pensamiento
en una obsesión que no nos deja ir mas lejos...

Cada alma es un mundo
cada corazón un secreto,
una bolsita de sentimientos y sensaciones
que solo pocos pueden descubrir.

Y ahora miro la lluvia
y ahora solo espero a que pase
espero algo,no se que...
Espero una señal
se que espero algo pero todavía no se que.
Quiero encontrar eso que creo buscar
quiero encontrarme a mi
tal vez a alguien mas...

Y esa lluvia que no para
y ese corazón que espera, y espera,
espera y seguirá esperando.


Bueno acá les dejo una poesía que se me ocurrió hoy en una hora libre en un momento de inspiración!
Espero que les guste...y feliz primaveraaa!!
un saludo...Ceci P.

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • Twitter
  • RSS

Una tarde en la plazita..

Quince y cuarenta. Puntual, ni tarde ni temprano, en el momento justo. Con toda firmeza puedo asegurar que llegue veinte segundos antes: los nervios del momento me obligaron a concentrarme en ese tipo de pavorerias, me sentía más cómoda sin la necesidad de estar con todas mis alertas en alto. Cada minuto pesaba con la carga de mil toneladas de plomo, cada segundo tardío lanzaba al aire una decena de suspiros entrecortados. Pensamientos y conclusiones libradas al asar que se tornaban prejuiciosas cortadas por el bello semblante de aquel a quien correspondía mi larga espera. La necesidad de saltar al vacío, abrazarlo, contemplar su contraste me impedían localizarme en un espacio físico o temporal por lo tanto no sé mas que mi hora de llegada. A mi ataque de nervios le siguió un saludo cordial, una rápida visualización de los lugares que en aquella ocasión disfrutarían de nuestra presencia y una breve seña que indicaba cual era el camino a seguir. No puedo asegurar haber tenido para ese entonces un estado físico que declame hermosura, pero puedo comentar que no recuerdo ninguna otra oportunidad en mi espejo aya recibido tantas ojeadas. De más esta decir que mis prendas de ropa habían sido escogidas con previa anticipación, con sumo detalle, cuidando de cada posible error. La tonalidad de mi piel debía ser de lo más natural posible, intacta. Mis zapatillas nuevas habían decidido que era el mejor momento para salir a lucirse. Pero ninguna de esas cosas era capas de superar la calidad con que brillaban mis pupilas, nada se podía comparar con aquel fenómeno que asechaba mis ojos ante su presencia. En tantas ocasiones había deciado tenerlo cerca, rozarlo, tener la dicha de escuchar su carcajada al sonreír. De una u otra forma me las había ingeniado para tenerlo junto a mi, fue tan larga la espera… podía escuchar claramente sonar a las campanas de la eternidad, aquellas que me decían que ese momento no moriría jamás en mi memoria. Frene mis pensamientos, sabia que era la hora, que los dos lo necesitábamos, sabia que tenia el tiempo justo para soltar lo que me ahogaba, lo que me apresaba. Miles de palabras que deseaban salir para largar su encomendado, millones de candados que por primera vez cumplían su cometido impidiendo la liberación de las mismas. Necesitaba encontrar sus llames, quería decir lo que no podía, quería gritar a los cuatro vientos que estaba feliz, que lo necesitaba, que mi vida se volvía tenue con su ausencia, si era necesario le demostraría al mundo entero que aquel intento de amistad valía mas que decenas de personas alabándote en un hipódromo, en ese momento le quería comunicar que no me alcanzaban sus limosnas, que necesitaba mas! Mas salidas, más abrazos, más razones para mantener en pie lo que tantas veces me había provocado la duda. Era importante, tenía que saberlo. Pasaba mas allá que la simple búsqueda de un objeto que permitiera salir de una cárcel imaginaria todas mis formas de expresarme, trasladando a zancos gigantes caminos tantas veces recorridos. Su mano sobre mi cara y un leve vuelco en el corazón me indicaron que los pigmentos de mi rostro rondaban una tonalidad rojaza. Una conexión sin igual, una mirada y miles de llaves que volaban al encuentro de todos los represores que impedían salir a las palabras. Tras un rose inesperado quedaron libres aquellas frases anteriormente mencionadas, listas para su pronunciación. Sus ojos observándome, su piel brillando sobre el leve sol que nos inundaba, un solo movimiento y sabría lo tantas veces callado. En un sencillo esfuerzo iba a pronunciarlo todo. Las comisuras de mis labios comenzaron a entreabrirse y a entonar en su oído mi murmullo de piedad. Las palabras empezaron a vibrar, mi corazón galopaba con la fuerza de un caballo salvaje de esos que vivieron toda su vida en prisión y que acaban de ser liberados. Mis manos estaban manipuladas por un sudor irremplazable. Dentro de mí podía observar la lucha de mis sentimientos contra la vanidad que me poseía esa tarde. Cada rincón de mi experimentaba la quemazón que me producía su propia luz. Mis largos cabellos se erizaron al notar la cercanía que tenían con los suyos, mi piel estaba opacada más que nunca, mis oídos se congelaron. Un sonido seco me alejo por completo de aquella situación llevándome devuelta a las suaves sabanas de mi cama: el despertador anunciaba que era la hora de levantarse.

Espero que les guste! bsitos, Flor..

C.F.C




  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • Twitter
  • RSS